Los siete baluartes actuales se corresponden con las obras ordenadas por el rey Felipe II, siguiendo las trazas de los ingenieros Juan Bautista Calvi entre el año 1554-1576, y Jacobo Frantin entre el año 1576-1588.

El recinto amurallado se desarrolló durante la confrontación de la corona española con Francia y el Imperio Otomano, durante el cual las islas fueron saqueadas por los turcos y sus aliados. Por eso, en un principio se planteó el reforzamiento de la muralla medieval pero debido a la intensidad de los ataques se optó por la creación de unas murallas a prueba de artillería.  

Actualmente la muralla ocupa la parte alta de la ciudad, una superficie de cerca de 10 hectáreas y unos 1800m de perímetro, y se ha convertido en el monumento más importante de la isla.

La fortificación se ha de entender como una verdadera máquina militar, como un organismo arquitectónico técnicamente muy sofisticado. La paleta de materiales utilizados se resume en: piedra, piedra de marés y las losas de piedra, con diferentes tipos de rejuntados a lo largo del tiempo, utilizando morteros de cal en todo momento, y rellenos de tierra por la cara interior de los lienzos de las murallas y los baluartes, funcionando todos ellos como muros de contención.

Nuestra intervención se convierte completamente transparente, sin desvirtuar la esencia del monumento

El proyecto tiene como objeto la documentación del estado de conservación de los tramos del recinto fortificado, y a partir de la documentación generada, la reintegración volumétrica de las partes que faltan, el sellado de fisuras y grietas, y la eliminación de los elementos vegetales, como trabajos principales a considerar.